11 August 2008

saltando entre islas


Una vez estuve en las Indias, saltando entre islas (o literalmente, en el sentido de la frase hecha del inglés - ‘island-hopping’ - cuando alguien viaja entre una serie de islas y se queda por muy poco tiempo en cada una, no se yo), estaba intentando reproducir un viaje que o soñé o fue mencionado en un clase en mi cole - no me acuerdo bien, porque estuve en un accidente que tuve algo que ver con una aerodeslizador y mi cabeza y en el que o perdi gran parte de mi memoria o la capacidad de distinguir entre la verdad y la no verdad.

Este viaje fue realizado por un tío así, como Gulliver, pero no de ficción. Un tio del East India Company que fue secuestrado por piratas (pero quienes trabajaba por el gobierno - buen trabajo si lo puedes lograr) y mantenido en unas jaulas terribles por como diecinueve años. Claro que en este tiempo llego a conocer mucho del pais, o bueno, un lado del pais, la gente mala y los de mala suerte que habitaron las jaulas, numerosos lagartos y los monos también, pero también bastantes cosas sobre como funcionaba esta sociedad; paso tiempo también en las cortes de juicio intentando conseguir justicia, intentando volver a su pais, y claro que con mucho tiempo en la oscuridad de las jaulas se volvió muy sensible a todo lo que veía en la luz; agarro las cosas estas que vio en sus cinco minutos de vista y, subterrenyado (ni fucking idea de qué palabra es esa en castellano) de nuevo, las examino mucho; de este manera llego a un comprehension de la region.


Fue una sociedad mucho mas distinta de Inglaterra que las partes de las Indias a las que llegaron las leyes y la influencia buena de sus compatriotas. Por eso, de un interes esencial, aunque aqui, no nos interesa.

Cuando escapo (una experencia verdaderamente incredible, aunque aqui tampoco nos interesa) y volvio a la sociedad civil de londres y sus amigos, familia, y ex colegas, llego a ser tan fastidiado por el mogollón de preguntas que tuvieron todos sobre esos casi dos decenios ahi fuera. Las mujeras de londres, cuyos minutos tambien habían pasado en un especie de oscuridad, porque realmente no tuvieron nada en sus vidas de interes y tuvieron entonces que desarrollar imaginaciones largas y anchas como el nilo, estas se preguntaron y se preguntaron y se preguntaron, e invitaron al tio a tomar café y le preguntaron mas, despues de todas estas preguntas, un jueves volviendo a casa en la niebla fantastica de Londres, decidio escribir un cuento de sus experiencias.

Fijo su puerta con clavos y escribio por unos ocho dias sin parar, comiendo galletas saladas de marineros y una gran rodaja de membrillo de pera muy popular en este siglo y tambien (no muy conocido) muy provechoso por escritores y otros genios sin energia, bebiendo poco, y propulsado fuertemente por la promesa de una verdadera vuelta a su vida normal; su vida anterior en que no estaba casi un celebre, en que fue capaz de hablar de cosas normales, cosas inglesas, intrigas de politica, la desaparicion de la magia y el progreso de ciencia, como fue todo por las colonias, si la reina estaba finalmente embarazada o no, el tiempo de nuestra isla gris, fantasticamente gris.

Hablando de estas cosas, tomando café con leche, mirando a la variedad de gente casi infinita pasando en la calle, el tio imaginaba que iba a conseguir algo parecido a la alegria. Claro que esto, tampoco, nos interesa.

Ahi estuve, saltando entre islas, nadando a la vez en el mar verde como manzanas super lleno de pesticidas y otras cosas de nuestro mal futuro, subiendo arboles igual que montañas, y viendo todo lo que pude.

Lo que intente hacer fue fastidiar a gente mala, gente de mala suerte, lagartos y monos, para inculcar una situacion similar o a lo menos unas sensaciones similares a las de este tio del siglo dieciocho. Injurie a todo el mundo, a los viejos igual a los niños, con un insulto extra-cultural, algo para lo que no necesitas idioma, que se traduce igual: mi cuerpo desnudo. Corri gritando sin ropas con la intencion de perforar a festivos o lugubres o puramente felices, perturbe a los animales, deje mis semillas en las hijas del region, altere sueños con el hecho de mi desabrigo horrible.

Quise ser odiado y desentendido, como el, como imagino que el fue. Quise estar parte de nada, no querido, solamente a la vez la ocasion de una conexion realmente no querido, la fuente de choques y gritos.

Ocultado en mi cuevita en el bosque, escribi lo que vi, intente construir algo parecido a un comprehension del pais, para que cuando volviera a casa tener algo que decir en el pub (aunque claro que no diria a nadie esto sobre siendo sin ropas con extranjeros) aparte de que no me acuerdo bien por el hecho de esta accidente con la deslizadora etcetera etcetera. Por eso construí el edificio invencible de letras, por eso escribi.

Aunque estos escritos, aqui, no nos interesan.

Porque lo que me interesa de ese cuento (lo del tio del siglo dieciocho, no el mio, en que hay muchisimas cosas interesantes, por ejemplo las pinturas) es que empieza con como quince paginas asegurando al lector que todo el cuento fue de verdad. Exhibio copias de cartas de como aprobacion por parte de gente buena, testificando a su buen caracter, su cordura, gente como Christopher Wren el tio que construyo St Paul’s este iglesia que ves en el Tamesis como algo de una peli y la mayoridad de los edificios increibles en Oxford y Cambridge, y quien, no se, fue un amigo de un amigo del tio nuestro. Supongo o porque lo que fue incluido en los cuentos fue tan fantastico o que muy poca gente conocio el mundo que describio asi que nadie pudo probarlo. Para nosotros, hoy en dia, astronautas del internet (este continuo ni espacial ni temporal), estamos tan acostombrados a la probabilidad de que todo lo que vamos a ver va a ser improbable y nunca vamos a conocer si ‘realmente’ las cosas son como les imaginan los que les describen, supongo que por eso la historia suya me interesa.

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